Si me preguntan...
Si me preguntan si aún hoy siento algo por ti, como ha hecho esta noche mi madre, mentiría si dijese nada de nada. No me miento. Queda una gran amistad, y sí, algo más que eso, quedan ascuas teóricamente sofocadas, esa teoría de la que tanto he luchado por esconderme, quizá por temor o resentimiento, o quizá por mi firme idea de que lo vivido, vivido fué, y mejor dejar quieto al participio.
Estamos empezando a jugar vertiginosamente a hacer equilibrios sobre un hoguera donde se pueden acabar lastimando los sentimientos, quemar esperanzas, cosa que no quiero hacerte ni hacerme a mi misma. Me inmerso en una batalla al tenerte que entregar mi amistad así. Porque no puedo dejarme llevar por cómo soy realmente como con cualquier amigo, ya que un paso en falso y te regalo un gesto inocente, y te parecerá una señal de que no eres como "cualquier amigo". No quiero engañarme. Pero los giros de la vida a veces deparan emociones nuevas o renovadas que no esperabas volver a sentir. Tú andas falto de cariño. A mi me sobra para regalar. Y eso se palpa en el ambiente.
Paradoja, sí, porque huelo una mala amalgama de identidades. Tú, emanando fuego por tus poros, silenciando verdades, legando dudas en cada momento compartido, y yo, flotando en mi universo onírico, líquida y escurridiza, voluble y de rumbo cambiante. Tu nadando en la desbordada rutina de tus días, y yo quemándome en mi recién estrenada "completa" soledad sentimental. Mala combinación de elementos, muy mala...
0 comentarios